Los Rolling Stones cierran 2016 con hitos notables como un histórico concierto en La Habana (Cuba), una ambiciosa exposición en la Saatchi londinense sobre su dilatada carrera y el lanzamiento de su primer álbum de estudio en diez años.
Lejos de apoltronarse en la tercera edad, la veterana banda de rock británico tuvo un año repleto de compromisos, rematado con la publicación de Blue and Lonesome, doce versiones de clásicos del blues, que ha generado críticas más que aceptables.
Tras un lapso de más de diez años sin pisar escenarios sudamericanos, los Stones -Mick Jagger (líder y solista), Keith Richards (guitarra), Charlie Watts (batería) y Ronnie Wood (bajo)- se embarcaron en una aplaudida gira latinoamericana, el “Olé Tour”, que arrancó el 3 de febrero en Santiago de Chile y generó posteriormente dos documentales.
La longeva agrupación desfiló por macrosalas de Buenos Aires (Argentina), Montevideo (Uruguay), Río de Janeiro, Sao Paulo, Porto Alegre (Brasil), Lima (Perú) y Bogotá (Colombia). El 25 de marzo, los músicos celebraron un memorable concierto en La Habana (Cuba), considerado el evento musical de más relevancia en décadas.
En el esperado show en la isla caribeña, en un país que no siempre vio con buenos ojos el rock extranjero, deleitaron con éxitos como Start me Up, Sympathy for the devil, It’s only rock and roll o Angie y fue el primer espectáculo gratuito ofrecido por los Stones desde 2006, cuando lo hicieron en Río de Janeiro.
A la gira le siguió, el pasado abril, la puesta en escena en la galería londinense Saatchi de una minuciosa y ambiciosa exposición -“Exhibitionsim” (“Exhibicionismo”)- en la que repasaron, sin perder detalle, cinco décadas de carrera y vida personal. Hicieron falta nueve salas y 1.750 metros para dar cabida a 54 años de avatares musicales y organizar los incontables artefactos -atuendos de culto, instrumentos originales, archivos musicales raros, grabaciones inéditas y otros objetos- atesorados por el grupo desde 1962, el año de su fundación.
Con la implicación total de cada miembro de la banda, el deseo de plasmar su evolución de la manera más fidedigna llevó al museo a recrear diferentes diseños de escenarios empleados en giras y conciertos y a incluir una simulación en 3D de la experiencia de estar en el backstage con el grupo. La Saatchi incluyó una copia exacta del primer apartamento que compartieron los músicos en Londres, situado en el exclusivo barrio de Chelsea, cuando los Rolling Stones empezaba a perfilarse como grupo profesional.
El lanzamiento el pasado día 2 de su último trabajo Blue & Lonesome, doce versiones de clásicos del blue de artistas como Jimmy Reed, Little Walter o Willie Dixon, supone el colofón a un año plagado de actividad para estos abuelos del rock, de quienes el más joven, Ronnie Wood, tiene 69 años.
Llevaban una década sin publicar un álbum de estudio -desde A Bigger Bang, en 2005- y ese esperado regreso a sus “raíces”, al “blues” americano, como ellos mismos han explicado, ha sido bien recibido por la crítica. Ese proyecto, producido por Don Was, apenas tardó en gestarse en tres días en unos estudios de grabación del oeste de Londres, propiedad, por cierto, del líder de los Dire Straits, Mark Knopler.
El primer día de venta, la prensa del Reino Unido coincidió en la calidad, en general, del álbum; elogió el sonido “visceral”, “crudo” y “vibrante” que destilan las versiones y realzó, sobremanera, la “poderosa” voz de Jagger, capaz de convertir el disco en algo especial.
Con más de 200 millones de copias vendidas por todo el globo, fueron incluidos en 1989 en el Salón de la Fama del Rock and Roll y sus acordes provocadores también les reportaron en 2004 la inclusión en el cuarto lugar de la clasificación de los cien mejores artistas de todos los tiempo de la revista especializada Rolling Stone.